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México
México. □ V. anona de \México, té de \México, unto de \México.

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México (del náhuatl: Mexhico) es un país de América del Norte que colinda hacia el norte con los Estados Unidos de América y al sureste con Guatemala y Belice. Su nombre oficial es Estados Unidos Mexicanos y es el país con la mayor población hispanohablante en el mundo, a la vez que es el país con mayor presencia indígena en el continente americano. Su capital es la Ciudad de México la cual se encuentra oficialmente en el Distrito Federal, donde residen los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial de la nación.

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México, Ciudad de
México, Distrito Federal de
México, golfo de
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► Estado del centro de México, en el Altiplano Meridional; 21 461 km2 y 9 041 000 h. Extremadamente montañoso, en él se encuentra enclavado el Distrito Federal. Cap., Toluca de Lerdo.
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(Estados Unidos Mexicanos)
► Estado de América del Norte. Limita con Estados Unidos al N, golfo de México (océano Atlántico) al E, Belice y Guatemala al SE, y el océano Pacífico al S y al O. Su superficie es de 1 972 547 km2 con un total de 100 349 800 h. La capital es México. La moneda y el idioma oficiales son, respectivamente, el peso mexicano y el español. La religión mayoritaria es el catolicismo. México es un país muy montañoso, en el que se distinguen tres grandes unidades; la altiplanicie mexicana (el Altiplano), una meseta elevada que ocupa la mitad del país, dividida en la Mesa norte, de mayor altura, y la Mesa Central, de paisaje volcánico. El altiplano se encuentra enmarcado por la Sierra Madre Occidental al O (paralela a la costa de California), la Sierra Madre Oriental al E (prolongación de las Montañas Rocosas) y el sistema Tarrasco-Nauhu al S. La segunda unidad es el Eje Neovolcánico; se trata de una de las formaciones volcánicas mas importantes del mundo, situado de E a O entre el océano Pacífico y el golfo de México. La tercera unidad es la Gran Depresión Austral, que se extiende en una dirección NO-SE y se adentra en América Central. Está compuesto por las cordilleras de Sierra Madre del Sur, Sierra Madre de Oaxaca y, tras el istmo de Tehuantepec, por la Sierra Madre de Chiapas. En el SE destaca la península del Yucatán. El clima del país se puede dividir en tres grandes zonas climáticas: en el altiplano N, la llanura costera de Sonora y la península de Baja California, de clima seco, desértico y estepario; el S del altiplano y el Eje Neovolcánico presentan un clima más templado y moderado, con temperaturas algo más frescas y con un nivel medio de precipitaciones; por último, el extremo S del país y la costa del Pacífico disfrutan de un clima cálido tropical, con un alto nivel de pluviosidad. La vegetación del país se adapta a la diversidad geográfica: la selva y el bosque tropical se extienden en el SE del país; en las zonas tropicales interiores, menos lluviosas, se desarrolla un paisaje estepario con abundante vegetación herbácea; este tipo también ocupa amplias zonas del centro del país, junto con las tierras cultivadas y bosques de coníferas. La parte N del país, la más seca, posee una vegetación poco densa y de tipo xerófilo. Los ríos no son excesivamente importantes; distribuyen sus aguas en dos vertientes, la atlántica y la pacífica, además de una rica cuenca endorreica. La primera vertiente es la más lluviosa y sus ríos son más largos; de N a S destacan el río Grande o río Bravo del Noreste, el Pánuco y el Papaloapan, Mezcalapa-Grijalva y Usumacinta. En la vertiente del Pacífico los ríos son más cortos y de menor caudal, de N a S destacan el río Colorado, Yaqui, Lerma-Grande de Santiago y el río Balsas. La demografía del país ha evolucionado en las últimas décadas. México inició el s. XX con aumentos espectaculares de la población (de 5 millones a inicios del XIX a más de 52 en la década de 1970) y con altos índices de natalidad y mortalidad. Pero en la primera mitad de la década de 2000 registraba un descenso de ambas variables, aunque un tercio de la población del país tiene menos de 15 años. Un fenómeno muy importante para la población es el de la emigración: se desarrollan fuertes movimientos internos que tienden a la concentración en grandes urbes y hacia el exterior, con el destino preferente de E.U.A. En cuanto a la composición étnica de la población mexicana, conviven un 55% de mestizos, un 29% de amerindios y un 15% de población considerada blanca. La población amerindia se compone de 56 culturas indígenas distintas y continúa formando uno de los sectores con más marginalidad de la sociedad. La capital y el estado de México agrupan al 25% de la población. La industria mexicana es pionera en América Latina; empieza a surgir tras la independencia del país, en el s. XIX, con el desarrollo de manufacturas tradicionales. Actualmente, la producción industrial del país se encuentra bastante diversificada. El mayor número de trabajadores se ocupa en el sector textil. La industria química y de hidrocarburos se concentra en los núcleos de extracción y refino, o cerca de ellos, y produce fertilizantes, pesticidas y fibras textiles sintéticas. La siderometalurgia es otro sector a destacar, con una producción en aumento constante. Otro sector de gran importancia para el país es el de las construcciones mecánicas, en particular automóviles. El sector agrario presenta muchas dificultades naturales para su desarrollo, ya que únicamente poco más de un 10% del territorio es usado para el cultivo y además, un 70% de estos cultivos se concentra en la franja central del país. Se divide en una agricultura para la autosubsistencia: maíz, trigo, fríjol y leguminosas, y una producción para la exportación, con productos como la caña de azúcar, café, cacao, algodón, tabaco, henequén, etc. Pero el sector primario de la economía mexicana está dominado, sin duda alguna, por la minería. El subsuelo de México es excepcionalmente rico, con una gran explotación de las minas de plata y sobre todo de petróleo y gas natural. Su extracción ha generado también una potente industria de refino y transporte. Además de la plata y el petróleo, México es el segundo productor de cinabrio y de azufre y el primer productor de fluorita.
HISTORIA El actual territorio mexicano ha sido la cuna de múltiples culturas y civilizaciones. Hacia el año 2000 a C, la historia de México entra en su período denominado «preclásico», marcado por el origen de estas primeras organizaciones sociales consideradas civilizaciones. Hacia el año 1000 a C se desarrolló la primera gran civilización mexicana, la de los olmecas. Los olmecas dieron paso a la época clásica con las grandes culturas teotihuacana, maya, zapoteca, etc., que pasaron por un período de expansión, auge y declive entre el 200 a C y el 900 d C. Alrededor del año 900, se impusieron los pueblos chichimecas, provenientes del N. La decadencia de éstos y la entrada, en el s. XIII, de nuevos pueblos (tepanecas, otomíes, yacolhuas) originó una etapa de guerras y conquistas hasta que, a mediados del s. XIV, los aztecas, pueblo venido del N, se impusieron. La expansión del Imperio azteca configuró un sistema estatal regido por la coerción ejercida sobre diversos pueblos, que debían rendir tributo al monarca azteca. Las primeras exploraciones españolas se realizaron entre 1508 y 1518. Hernán Cortés conquistó el país hacia 1520, y las tierras recibieron el nombre de Nueva España, que a principios del s. XVI fueron declaradas virreinato, con capital en la nueva Ciudad de México. Los españoles impusieron una organización social de tipo semifeudal, mediante el sistema de encomiendas y de repartimiento. Estos sistemas supusieron una enorme explotación de los indígenas. Con la expansión de las conquistas, los españoles fueron ocupando tierras, especialmente las situadas en los valles más fértiles y poblados de la zona central. La organización política era encabezada por un virrey, representante directo del rey, que aglutinaba todos los poderes. Las ansias de control político por parte de criollos hacendados hizo que, ante la invasión napoleónica de la Península y la consiguiente debilitación del poder central, se levantaran contra España. La profunda crisis agrícola de 1809-10 encendió la mecha para una insurrección popular que encabezó el cura Miguel Hidalgo. En el sur, otro cura, José María Morelos, se puso a la cabeza de otra revuelta que logró reunir, en 1814, un congreso insurgente que redactó una Constitución de inspiración liberal. La aristocracia criolla, con una parte del ejército virreinal a su favor, inició una campaña militar y política que culminó en 1821 con el llamado Plan de Iguala, por el que Agustín de Iturbide proclamaba la independencia de Nueva España; el nuevo territorio independiente tomó el nombre de México. Durante el siglo XIX se sucedieron diversos sistemas políticos, desde una constitución liberal, pasando por un régimen de monarquía constitucional (apoyado por Napoleón III de Francia), que no estabilizaron el país a nivel político. A pesar de eso, México experimentó un gran desarrollo económico, pero un significativo estancamiento social, con la bajada del nivel de vida de campesinos y obreros. Las reformas sociales del liberal Benito Juárez, en la segunda mitad del s. XIX, no impidieron que el descontento de la oligarquía se viera reflejado en el acceso al poder del dictador Porfirio Díaz, que gobernó de 1877 a 1911. Este período, al que se le llamó el Porfiriato, fue una época de estabilidad interna, mantenida mediante una férrea política de terror; sin embargo, supuso un período de notable prosperidad económica, pero empobreció y radicalizó a una gran capa de la población. Las revoluciones de la década de 1910 supusieron el enfrentamiento entre la oligarquía, los liberales y los campesinos dirigidos por Doroteo Arango (Pancho Villa) y Emiliano Zapata. La resolución del conflicto supuso la entrada de un programa de gobierno que aceptaba diversas medidas de carácter obrerista y agrarista. Entre 1916 y 1917 se elaboró una Constitución, aún vigente, en la que se plasmaba todo el contenido social de la Revolución. Álvaro Obregón (1920-24) inició un largo período de reconstrucción nacional y modernización del país. Lázaro Cárdenas (1934-40) se constituyó en el máximo impulsor de las reformas agraria y laboral tras la Revolución, impulsando un reforzamiento de las organizaciones sindicales y de las leyes obreristas. En otros sectores de la economía, destacan la expropiación de bienes a las compañías petroleras extranjeras en 1938. De 1940 a 1965, los sucesivos presidentes reforzaron el poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), fomentando la nacionalización total de los recursos naturales (petróleo y cobre) y una mejora global de las condiciones de vida. El sistema entró en crisis a finales de la década de 1970 ante el descontento de la población y el empeoramiento de la situación en el campo y en las ciudades. Sólo el aumento del precio del petróleo en 1973 pudo contener estas protestas, por la inyección de capital que supuso. En la década de 1980 la crisis resurgió debido a la nueva caída del precio del crudo, a lo que se sumó el progresivo desprestigio del PRI, aquejado de una fuerte corrupción. En 1988, por primera vez desde su fundación, el PRI estuvo a punto de perder la presidencia mexicana, aunque finalmente su candidato, Carlos Salinas de Gortari, pudo hacerse con ella. Este presidente llevó a cabo un verdadero cambio en la tradicional política del PRI: frenó radicalmente la intervención estatal en la economía, iniciando un proceso de privatizaciones. A finales de 1993, México firmó el Tratado de Libre Comercio (North American Free Trade Agreement [NAFTA]) con Canadá y E.U.A. En enero de 1994 tuvo lugar una insurrección armada en el estado de Chiapas por parte de campesinos indígenas, organizados en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). La violenta represión del ejército no pudo acabar con la guerrilla y el gobierno, presidido desde 1994 por Ernesto Zedillo, entabló negociaciones con el EZLN que no fructificaron. Las elecciones presidenciales de 2000 pusieron fin a la hegemonía del PRI al dar la victora a Vicente Fox Quesada, del Partido Acción Nacional (PAN), y se abrieron nuevas vías de diálogo con los insurgentes. En 2001 el Senado aprobó una ley que reconocía los derechos de los indigenas, pero fue considerada insuficiente por los zapatistas. En 2003 el PRI se impuso en las elecciones legislativas.
BELLAS ARTES Las manifestaciones artísticas de las diversas culturas precolombinas en el actual territorio mexicano habían alcanzado, a la llegada de los españoles, uno de los mayores grados de desarrollo de América, especialmente en las culturas maya y azteca. A lo largo del s. XVI se desarrolló en el territorio de Nueva España una intensa actividad constructiva, de estilos gótico y renacentista con detalles mudéjares y arcaísmos medievales. El arte pictórico de la época se centra básicamente en las creaciones murales. En cuanto a la escultura, se crearon interesantes retablos e imágenes que combinaban la copia de motivos y formas europeas con un espíritu indigenista. Las últimas décadas del s. XVI son también las de la construcción de las primeras grandes catedrales mexicanas, entre las que destacan las de México y Puebla. Ya entrado el s. XVII, el Barroco fue una de las corrientes artísticas que mayor huella dejó en México. En arquitectura, la actividad constructora de las órdenes religiosas aporta gran cantidad de obras. La pintura barroca tiene un destacado exponente en C. de Villapando. En el período neoclásico (s. XVIII) también cabe destacar dos grandes figuras: el escultor y arquitecto valenciano M. Tolsá y M. Cabrera, el más representativo y famoso pintor de la época. La pintura del s. XIX da nombres como el paisajista J. M. Velasco y José Guadalupe Posada, un continuador del arte popular del grabado. Tras unos años de influencia del modernismo, la Revolución aporta tres grandes figuras: el expresionista José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, que tratan temas revolucionarios. De carácter surrealista e indigenista, destaca también la obra de Rufino Tamayo. La literatura plenamente mexicana se inicia en el s. XIX con Fernández de Lizardi, un escritor muy comprometido con los aspectos sociales de su país. La poesía de esta primera época se hace eco del gusto neoclásico, con autores como José Joaquín Pesado. No obstante, es en el teatro donde surgió un gran nombre para las letras mexicanas: Manuel Eduardo Gorostiza. La llegada de los movimientos poéticos románticos marcó toda la segunda mitad del s. XIX con autores como M. Flores, Acuña, Peza, etc. El primer novelista significativo fue Ignacio José Altamirano. Ya a caballo entre los s. XIX y XX, brilló uno de los grandes literatos mexicanos de la época, Federico Gamboa, precursor de la importante escuela naturalista y realista mexicana. El Modernismo llegó de la mano de Gutiérrez Nájera y Amado Nervo en novela, y en poesía, con González León, Dávalos o Rebolledo. Posteriormente el realismo adquirió relevancia con la Revolución; así, Mariano Azuela lograba un importante renombre con Los de abajo (1916). Superada la etapa revolucionaria, la corriente positivista se impuso en México con autores como Jaime Torres Bodet o Agustín Yáñez, que posteriormente evolucionó hacia otras tendencias. En poesía, cayeron en cierta decadencia los gustos modernistas para dejar paso a las nuevas formas de vanguardia llegadas de Europa. Las dos figuras centrales de la prosa mexicana en la segunda mitad del s. XX fueron Juan Rulfo con Pedro Páramo (1955) y Carlos Fuentes, con quienes la novela mexicana alcanzó una mayor divulgación y proyección internacional. En esta época la literatura mexicana se mostró muy rica y prolífica en obras de gran calidad y en autores, aunque la figura del poeta y ensayista Octavio Paz sobresale por encima de todos sus contemporáneos, con obras como El laberinto de las soledad (1950), Poemas (1982) y Obra poética (1990). El reconocimiento a la extensa obra de Paz llegó con la concesión del premio Nobel de Literatura en 1990. La música azteca había alcanzado un notable desarrollo pese a que sus compositores desconocían la notación musical y la polifonía. Utilizaban un gran número de instrumentos, como silbatos, flautas, tambores, cascabeles, etc., de los que los más importantes todavía se usan: el ayotl, el huehuetl, el teponaztli, el tunkul, el zacatán, etc. Así, la música popular mexicana adquiere un fuerte contenido de la música indígena, además de la influencia española y, en menor medida, de algunos elementos africanos. Algunos cantes y bailes mexicanos de mayor influencia española son el romance, el corrido o las tonadillas, mientras que la música negra o africana ha conducido a la creación del son o la danza habanera. Otras conocidas danzas típicas mexicanas son el huapango, el jarabe, la jarana, la mañanita o la sandunga. Son muy conocidos los conjuntos instrumentales que interpretan esta música popular, los mariachis, formados generalmente por violines, guitarras, jaranas, guitarrones, clarinete y trompeta. La música culta europea fue introducida en México por los españoles a principios del s. XVI, con cantos litúrgicos que se enseñaban a los indígenas. De 1556 data la primera edición musical mexicana (y quizás americana): el Ordinarium de la misa. A lo largo de todo el período colonial son numerosas las composiciones, así como la fabricación de instrumentos (órganos, claves, arpas, etc.). La figura más destacada en cuanto a producción musical fue H. Franco. En el s. XVIII la música mexicana entra en un período de decadencia, con una total influencia primero de la música española y, a partir de 1760, de la ópera italiana. El único compositor destacado de la época fue J. Aldana. Con la independencia volvieron a aparecer un buen número de músicos con notables aportaciones. Destacan A. Ortega y M. Morales, así como los compositores de música de salón F. Villanueva (realizaba danza mexicana en piano) y J. Rosas (creador de famosos valses). Es una época de recuperación de la música tradicional mexicana y de inspiración en el folclor nacional y en la canción popular. El s. XX vio aparecer la máxima figura de la música mexicana y uno de los más destacados compositores americanos: Carlos Chávez, que a su vez encabeza una prolífica generación musical. La vida musical contemporánea en México es de las más activas de América Latina. Ya desde 1897, el ingeniero Toscano Barragán empezó a filmar por primera vez en cine los acontecimientos de la vida mexicana. No obstante, el auténtico largometraje no nace en el país hasta bien entrado el s. XX, y no toma una aceptable calidad cinematográfica hasta la década de 1920 con nombres como Carrasco y Contreras Torres. Pero la cercanía del mercado y la producción hollywoodiense absorbió a técnicos y actores mexicanos. Con la llegada del cine sonoro, la diferencia idiomática permitió a México hacer su propio cine de renombre. Los grandes nombres fueron apareciendo especialmente a partir de la década de 1940, cuando la película Ahí está el detalle (1940) dio a conocer al mundo al gran actor cómico Mario Moreno, Cantinflas. Otra gran película, El peñón de las ánimas (1942), sirvió de trampolín a la fama a la gran actriz de la época María Félix. En 1946 llegó el primer gran éxito del cine mexicano de mano de Emilio Fernández con su María Candelaria, vencedora en el festival de Cannes. Las películas de Cantinflas obtuvieron un enorme respaldo popular y crítico, así como un gran mercado potencial en toda Hispanoamérica. Grandes técnicos cinematográficos como Figueroa o Philips trabajaban en México, así como actores de gran renombre. De esta manera, se elevó la talla de la cinematografía del país durante la década de 1950. Cabe destacar dentro de la filmoteca mexicana títulos como Los olvidados (1950), Ensayo de un crimen (1955) y Simón del desierto (1965), dirigidos los tres por Luis Buñuel, director español exiliado en México. En 1955 Raíces, de Alazraki, obtuvo de nuevo un galardón en Cannes; del mismo director, el filme Torero (1956) obtuvo gran renombre por la crítica que hacía a las corridas de toros. Posteriormente Luis Alcoriza, que había trabajado con Buñuel, dejó también títulos de importancia, como Tlayucán (1961), Tiburoneros (1962), La casa de cristal (1967) o El muro del silencio (1973). En este año se produjo también otro interesante film Reed, México insurgente (Paul Leduc). Todos estos filmes, más modernos, fueron acabando con un cine que había abusado demasiado de musicales, comedias de enredo y dramas fáciles y románticos. En este contexto, destacan El santo oficio (Arturo Ripstein, 1973), o Donde sopla el viento suave y Canoa (Felipe Cazals, 1974 y 1976 respectivamente), filmes reivindicadores de la condición indígena. Estos tres «grandes» del cine mexicano mencionados (Leduc, Ripstein y Cazals) son, en cuanto a cinematografía, lo más importante a destacar, entre cuyos últimos títulos figuran El tres de copas (Cazals, 1986), El otro (Ripstein, 1984), y sobre todo Frida (Leduc, 1983). A finales del s. XX surgieron algunos filmes como El verano de la Sra. Forbes (Jaime Humberto Hermosillo, 1988), y Vidas errantes (Juan Antonio de la Riva), premiado en el festival de San Sebastián. Entre las últimas realizaciones figuran Leyenda de una máscara (Jorge Buil, 1991), Intimidad (Dana Rotberg, 1990), Como agua para chocolate (Alfonso Arau, 1992) y Amores perros (Alejandro González Iñarritu, 2000).

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I
(as used in expressions)
Colegio de México A.C., El
México, Ciudad de
México, D.F.
México, golfo de
México, Universidad Nacional Autónoma de
Nuevo México
Nuevo México, Universidad de
II
Estado (pob., 2000: 13.096.686 hab.) del centro de México.

Tiene 21.335 km2 (8.245 mi2); su capital es Toluca. Rodea casi completamente el Distrito Federal y Ciudad de México. Contiene numerosas ruinas prehispánicas, entre ellas Tenayuca, Malinalco y Teotihuacán. Su altura media excede los 3.000 m (10.000 pies), lo que le da un clima fresco. Es el estado mexicano con mayor densidad de población. La economía está basada en la agricultura y la manufactura.
III
ofic. Estados Unidos Mexicanos

País al sur de América del Norte.

El río Bravo constituye su frontera nororiental con EE.UU. Superficie: 1.964.375 km2 (758.449 mi2). Población (est. 2002): 100.976.000 hab. Capital: Ciudad de México (o México, D.F.). Cerca del 60% de los habitantes del país son mestizos, 33% indígenas y el resto es de ascendencia europea. Idiomas: español (oficial); se hablan más de 50 lenguas indígenas. Religión: catolicismo. Moneda: peso mexicano. México tiene dos grandes penínsulas: la península de Yucatán al sudeste y la de Baja California al noroeste. La elevada meseta mexicana, que constituye el corazón del país, y está rodeada de cadenas montañosas: la Sierra Madre occidental y oriental y la cordillera Neovolcánica. En esta última se halla el punto más alto del país, el volcán Citlaltépetl, de 5.610 m (18.406 pies). México tiene una economía mixta basada en la agricultura, la manufactura y la extracción de petróleo y gas natural. Cerca del 12% del suelo es cultivable; entre los principales cultivos están el maíz, el trigo, el arroz, el frijol, el café, el algodón, las frutas y las verduras. México es el mayor productor de plata, bismuto y celestita del mundo. Tiene grandes reservas de petróleo y gas natural. Entre los productos manufacturados figuran los alimentos procesados, los productos químicos, los vehículos de transporte y la maquinaria eléctrica. Es una república bicameral; el jefe de Estado y de Gobierno es el presidente. Habitada desde hace más de 20.000 años, la región fue cuna de grandes civilizaciones durante 100–900 AD, como las de los olmecas, los toltecas, los mayas y los aztecas. En 1521, el explorador español Hernán Cortés conquistó el Imperio azteca y fundó la Ciudad de México en el lugar donde se asentaba la capital azteca, Tenochtitlán. Francisco de Montejo conquistó los restos de la civilización maya en 1526, y México pasó a formar parte del virreinato de Nueva España. En 1821, grupos rebeldes lograron la independencia de España, y en 1823 un nuevo congreso proclamó la república. En 1845, EE.UU. votó la anexión de Texas, lo cual dio inicio a la guerra mexicano-estadounidense. Con el tratado de Guadalupe Hidalgo, de 1848, México cedió a EE.UU. un extenso territorio, hoy correspondiente a la región occidental y sudoccidental estadounidense. El país fue escenario de varias rebeliones y guerras civiles a fines del s. XIX y comienzos del s. XX (ver Revolución mexicana). Durante la segunda guerra mundial (1939–45), México declaró la guerra a las potencias del Eje, y en la posguerra fue uno de los países fundadores de las Naciones Unidas (1945) y de la OEA (1948). En 1993 ratificó el TLC. La elección de Vicente Fox como presidente (2000) terminó con 71 años de predominio del Partido Revolucionario Institucional.

Enciclopedia Universal. 2012.