Nube gaseosa de la cual, según la hipótesis nebular sobre el origen del sistema solar, se formaron por condensación el Sol y los planetas.
En 1755, Immanuel Kant sugirió que una nebulosa gradualmente atraída hacia su centro por su propia gravedad habría dado lugar al Sol y los planetas. En 1796, Pierre-Simon Laplace propuso un modelo similar, de acuerdo con el cual una nube de gas en rotación y contracción –el joven Sol– formó anillos de materia que se condensaron formando los planetas. James Clerk Maxwell demostró que si toda la materia de los planetas conocidos hubiese estado alguna vez distribuida de este modo, las tensiones de corte envueltas habrían impedido dicha condensación. Otra objeción era que el Sol tiene un momento angular menor que el que requeriría la teoría. A comienzos del s. XX la mayor parte de los astrónomos prefería la teoría de la colisión: los planetas se habrían formado como resultado de una aproximación de otra estrella al Sol. Sin embargo, se han levantado objeciones más importantes contra la teoría de la colisión que contra la hipótesis nebular. Una versión modificada de la última, en la cual un disco de materia en rotación dio origen a los planetas a través de aglomeraciones sucesivas crecientes de granos de polvo para formar planetesimales y protoplanetas, llegó a ser la teoría más aceptada del origen del sistema solar.
Enciclopedia Universal. 2012.