Interacción que involucra a un átomo de hidrógeno ubicado entre un par de átomos diferentes que tienen una alta afinidad por los electrones; este enlace es más débil que un enlace iónico o que un enlace covalente, pero más fuerte que las fuerzas de Van der Waals.
Los enlaces de hidrógeno pueden existir entre átomos de diferentes moléculas o en partes de una misma molécula. Un átomo del par (el donante), generalmente un átomo de flúor, nitrógeno u oxígeno, está unido de modo covalente a un átomo de hidrógeno (―FH, ―NH, o ―OH), cuyos electrones comparte en forma desigual; su alta afinidad por electrones hace que el hidrógeno adopte una ligera carga positiva. El otro átomo del par, comúnmente F, N u O, también tiene un par de electrones no compartidos, lo cual le otorga una ligera carga negativa. De forma preferente a través de la atracción electrostática, el átomo donante comparte efectivamente su hidrógeno con el átomo aceptante, formando un enlace. Debido a lo extenso de su enlace de hidrógeno, el agua (H2O) es líquida en un rango de temperaturas mucho más amplio de lo esperable para una molécula de su tamaño. El agua es también un buen solvente para los compuestos iónicos y para muchos otros debido a que forma de manera fácil enlaces de hidrógeno con el soluto. El enlace de hidrógeno entre aminoácidos de una molécula lineal de proteína determina la forma en que ella se pliega hacia su configuración funcional. Los enlaces de hidrógeno entre las bases nitrogenadas de los nucleótidos sobre las dos hebras de ADN (la guanina se aparea con la citosina, la adenina con la timina) dan lugar a la estructura de la doble hélice, que es crucial para la transmisión de la información genética.
Enciclopedia Universal. 2012.