Casas, palacios, templos, tumbas y demás construcciones del antiguo Egipto.
La mayoría de los poblados egipcios se situaban en los terrenos aluviales del Nilo y por tanto se han perdido, pero las estructuras religiosas construidas en terrenos más elevados han perdurado en diversas formas. La arquitectura funeraria era por lo general grandiosa; la tumba no era simplemente un lugar para depositar el cadáver, sino que el hogar del difunto, provisto de bienes para asegurar su existencia indefinida después de muerto. Los materiales más usados eran la madera y el adobe, pero desde el Imperio Antiguo ( 2575– 2130 BC) en adelante se utilizó la piedra para construir tumbas y templos. Los albañiles egipcios empleaban la piedra para reproducir las formas de los edificios de madera y adobe. Las mastabas y las pirámides escalonadas se usaron como superestructuras de tumbas, pero la forma más característica del Imperio Antiguo fue la pirámide propiamente tal. El mejor ejemplo es la monumental Gran Pirámide de Jufú (Keops) en Giza. A cierta distancia del área de las tumbas reales se ubicaban capillas sencillas con estelas para enterrar a los plebeyos. En el Imperio Nuevo (1539–1075 BC), las tumbas reales se excavaban en la cara de un acantilado para desalentar el saqueo; en el Valle de los Reyes, en Tebas, se construyeron elaborados complejos de tumbas y templos mortuorios. Cabe distinguir dos tipos principales de templos: los de culto, para la adoración de los dioses, y los funerarios o mortuorios. Los más notables fueron los grandes templos de culto en piedra; en Luxor, Karnak, Abidos y Abu Simbel se pueden observar restos imponentes de estas construcciones.
Enciclopedia Universal. 2012.