(1689–97).
Tercera guerra en importancia del rey francés Luis XIV, en la cual sus planes expansionistas fueron bloqueados por una alianza liderada por Gran Bretaña, las Provincias Unidas de los Países Bajos y los Habsburgos austríacos. La causa profunda que subyacía a la guerra era la rivalidad entre las casas de Borbón y Habsburgo. Luis emprendió una campaña en la década de 1680 para colocar a los Borbones en la futura sucesión del trono español. Para oponerse a él, el emperador Habsburgo Leopoldo I se unió a otras naciones europeas en la Liga de Augsburgo. La liga demostró ser ineficaz, pero en la década de 1690 Gran Bretaña, Brandeburgo, Sajonia, Baviera y España, alarmadas por los éxitos de Luis, se unieron con Leopoldo para formar la Gran Alianza. Cuando estalló la guerra en Europa y en las colonias de ultramar, entre ellas América (ver guerra del Rey Guillermo), el rey descubrió que sus fuerzas armadas no estaban preparadas adecuadamente, y Francia sufrió fuertes pérdidas navales. En 1695 Luis comenzó negociaciones secretas de paz, que culminaron en el tratado de Rijswijk (1697). El conflicto subyacente entre los gobernantes Habsburgo y Borbones y la rivalidad entre ingleses y franceses permanecieron sin resolverse y resurgieron cuatro años más tarde en la guerra de sucesión española.
Enciclopedia Universal. 2012.